Tomar agua embotellada es un acto cotidiano, pero alguna vez has considerado ¿cómo llegó esta botella de agua purificada a mis manos?
En cada país existen organismos encargados de regular la calidad de la purificación del agua embotellada y de garantizar que todos los productos sean seguros para beber. Existen diversas reglamentaciones que se centran en el agua embotellada:
El agua embotellada se describe como agua sellada en botellas y apta para el consumo humano, esta agua no debe contener ingredientes añadidos, excepto que puede contener un agente antimicrobiano inocuo y adecuado.
Los productos de agua embotellada son clasificados de acuerdo a su origen:
Parte del agua embotellada también puede provenir de la llave. Por lo general, el tratamiento de esta agua es específico para asegurar su calidad, y entre los tratamientos más empleados se encuentran:
La ósmosis inversa es el sistema de purificación de agua más favorecido por los embotelladores debido a su eficiencia energética, menor costo y mayor rendimiento. Los sistemas de ósmosis inversa eliminan hasta el 99% de las sustancias orgánicas y los iones del agua, incluyendo casi todas las bacterias y virus también.
El agua embotellada que ha recibido alguno de estos tratamientos puede ser embotellada y etiquetada como “agua purificada”.
El agua purificada requiere un extenso tratamiento y regulación del agua, más que cualquier otro tipo de agua. Sin embargo, proporciona la mejor calidad y agua consistente al público. Por esta razón, es el tipo de agua embotellada más demandada por los consumidores.
La fuente de agua elegida para la producción de bebidas también afecta la calidad del agua que se puede procesar, así como su rentabilidad. Más del 30% de los suministros de agua embotellada provienen de fuentes municipales, mientras que el resto proviene de otras fuentes, como manantiales y pozos.
El lugar de donde se origine el agua, será responsable de aprobar los estándares de calidad de las agencias de análisis de agua. Estas agencias analizan el tipo y la frecuencia de las sustancias orgánicas e inorgánicas presentes dentro de la fuente para determinar la implementación correcta del proceso de filtración.
En algunos casos, las normas para el agua embotellada y para el agua de la llave difieren. Por ejemplo, como el plomo puede filtrarse al agua desde las tuberías conforme viaja desde el servicio público de abasto de agua hasta los grifos de la casa, se ha fijado el límite para el contenido de plomo en el agua de la llave en 15 partes por cada mil millones (ppmm). Para el agua embotellada, para la cual no se utilizan tuberías de plomo, el límite se establece en 5 ppmm.
Para la producción de agua embotellada, las embotelladoras deben cumplir con los reglamentos establecidos y que se encuentran en vigor y deben tomarse regularmente muestras del agua, para realizar análisis constantes y determinar que es salubre.